El empoderamiento de la mujer rural no solo impacta en sus propias vidas, sino que también mejora el bienestar de sus familias y comunidades en general. Al tener acceso a recursos y oportunidades, las mujeres rurales impulsan su propio crecimiento, también, contribuyen al progreso económico local y al desarrollo sostenible de El Salvador. En 2022, CREDICAMPO otorgó más de $27.9 millones en más de 15,000 operaciones crediticias exclusivamente a mujeres, con más del 32% destinado a regiones con una pobreza extrema alta y severa.
– Diana Ventura, jefa del departamento de gestión comercial
El empoderamiento de la mujer rural en El Salvador es un desafío crucial para el progreso hacia un país más equitativo y próspero. Esta lucha es compartida, también, por todas las mujeres rurales en América Latina, las cuales se enfrentan a obstáculos similares, como la escasez de recursos y oportunidades económicas. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las mujeres de la región ganan en promedio un 17% menos que los hombres, y en El Salvador, esta brecha se amplía al 28%, según el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 2020. OXFAM y FUDECEN (2021) han destacado cómo estas disparidades de ingresos reflejan el retroceso en la capacidad del país para lograr la independencia financiera en los grupos históricamente vulnerables.
El contexto económico actual, como señalan Cabrera, O. & Navarro, D. (2022), conlleva desafíos adicionales. El debilitamiento de la demanda externa, el aumento de la inflación y la incertidumbre política prevén una desaceleración económica en los próximos años, afectando directamente el costo de vida. Entre 2019 y 2022, se ha observado un aumento del 16.4% en el área urbana y del 20.3% en el área rural, lo que complica aún más la situación de las mujeres rurales.
CREDICAMPO bajo su enfoque de inclusión financiera, ha otorgado microcréditos a mujeres rurales e implementando programas innovadores que abarcan desde actividades agrícolas, ganaderas hasta proyectos comerciales y de vivienda. A través de su producto exclusivo para mujeres, CREDIELLAS, la empresa ha flexibilizado los requisitos de acceso al crédito, demostrando una sensibilidad única hacia las necesidades de las mujeres de las comunidades. Además, las capacitaciones especializadas y el asesoramiento técnico ofrecido a través del programa “Plan de Vidas Resilientes, Negocios Resilientes” han fortalecido aún más el empoderamiento de las mujeres rurales y han fomentado un sentido de autodeterminación en sus vidas y comunidades.
El compromiso continuo con iniciativas transformadoras como las de CREDICAMPO no solo es esencial para el progreso de las comunidades rurales, sino también para avanzar hacia un futuro más equitativo y próspero en todo El Salvador. De acuerdo con Garza C. (2019), en El Salvador se han logrado avances incipientes en relación con la situación de la mujer rural en los últimos años, como la titulación de tierras, su inclusión como beneficiarias de programas de desarrollo agropecuario, el acceso a servicios de salud y la incorporación del tema de género en diversas instancias del Estado, incluidos los gobiernos locales. No obstante, persisten numerosas barreras y un trabajo considerable para superar las desigualdades. Al enfocarnos en el empoderamiento de la mujer rural, sentamos las bases para una sociedad más justa, inclusiva y dinámica. Estos esfuerzos son vitales para abordar las persistentes disparidades de género y económicas en el país, construyendo así un camino hacia un desarrollo sostenible y equitativo para todas las comunidades rurales en El Salvador y en toda la región latinoamericana.
Referencias
- Cabrera, O. & Navarro, D. (2022). Informe de la desigualdad multidimensional: Segundo trimestre de 2022 (1a Ed.). FUDECEN y Oxfam.
- Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). “La autonomía de las mujeres rurales: un camino hacia la igualdad con los hombres.” 2019.
- Garza C. (2019). Informe de Situación de las Mujeres Rurales en El Salvador.
- Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 2020, El Salvador.