El microcrédito se vuelve una herramienta poderosa de financiación y lo podríamos definir como la oferta que las entidades de microfinanzas brindan a personas de bajos recursos económicos, excluidas del sistema financiero convencional, para que puedan invertir en sus unidades productivas o negocios.
– Luis Torres, gerente comercial Credicampo
El micro financiamiento en El Salvador, desde inicios del siglo XXI, ha jugado un rol muy importante en relación a brindar apalancamiento económico a miles de personas que poseen pequeños negocios, creados para la generación de autoempleos, también, para disponer de una fuente generadora de ingresos a nivel familiar.
En ese sentido, el microcrédito se vuelve una herramienta poderosa de financiación y lo podríamos definir como la oferta que las entidades de microfinanzas brindan a personas de bajos recursos económicos, excluidas del sistema financiero convencional, para que puedan invertir en sus unidades productivas o negocios.
Respecto a nuestra experiencia como Credicampo, disponemos de una propuesta de valor y una metodología crediticia enfocada en brindar oportunidades económicas, con calor humano y accesibles, según sean las necesidades financieras de cientos de microempresas, establecidas principalmente en las zonas rurales de nuestro país.
Según nuestros registros durante los años 2021 y 2022 colocamos $84 millones de dólares en 56,400 microcréditos de montos menores a $5 mil dólares cada uno; de los cuales se resalta que el 50% corresponden a financiamientos entregados a mujeres propietarias de pequeños negocios familiares, en donde muchas de ellas es la primera vez que obtienen un préstamo. Estos $84 millones, suministrados a nuestros clientes por medio de microcréditos, atacan directamente la pobreza y marginación de la población de zonas rurales, quienes presentan índices más elevados si se comparan con las zonas urbanas del país.
Basados en nuestros datos, y en un análisis empírico realizado a la población que atendemos con microcréditos, podemos afirmar que estos financiamientos generados provocan impactos positivos en la población rural, en los aspectos siguientes:
- Financiamiento de activos fijos productivos: con los microcréditos las familias rurales, y de bajos ingresos, mitigan la pobreza realizando inversiones en mejoras de sus viviendas, las cuales también son usadas como espacios de resguardo de las herramientas de trabajo y almacenaje de granos básicos, además, otros productos derivados de la producción agropecuaria. De igual manera, el capital se invierte en la adquisición de parcelas agrícolas, equipos y aperos de pesca, adquisición de medios de transporte, agua potable y otros activos que contribuyen directamente a mejorar la calidad de vida de la familia en su conjunto.
- Mejoras en la seguridad alimentaria de la familia rural: ya que por medio de micro financiamientos miles de familias pueden invertir activos biológicos y en la compra de semillas e insumos agrícolas, para poder producir sus propios alimentos como: maíz, frijol y otros granos, que se destinan para la alimentación de aves de patio, ganado bovino y porcino.
- Surgimiento de nuevos micro emprendimientos y aumento del autoempleo: a consecuencia de las inyecciones de capital que muchos usuarios reciben por parte de las microfinancieros. Es decir, que las microempresas rurales, reciben capital de trabajo fresco para poder producir bienes y servicios que generan ganancias que contribuyen directamente a mejorar los negocios o a suplir diferentes necesidades del hogar. Asimismo, es una oportunidad para que muchas personas puedan producir trabajo por medio del autoempleo, lo cual le permite a la persona emprendedora mejorar la economía del hogar e incrementar su patrimonio.
- Inclusión financiera de la mujer rural: este aspecto es fundamental, ya que históricamente las mujeres han estado expuestas a exclusión financiera, principalmente porque los “dueños” de los activos se encuentran en manos de los hombres. Por tanto, es de resaltar que, con una tecnología crediticia apropiada, se pueden atender las necesidades financieras de las mujeres y en consecuencia mejor el ingreso económico de este importante sector de nuestra población.
En resumen, el microcrédito es una herramienta muy útil, para combatir la pobreza y la marginación de la población rural, provocando mejoras en los ingresos, también, en la adquisición de activos, bienes y servicios, que estimulan sustancialmente la calidad de vida de las familias rurales que pueden acceder a los portafolios de productos y servicios, ofertados por las instituciones micro financieras.
Tema con acotaciones muy interesantes y puntuales